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[vc_row][vc_column][tm_spacer size=»lg:30″][vc_column_text]Hace unos días tuve la oportunidad de ir al Instituto Roosevelt a coordinar la realización de unos videos. Hubo un caso que me impactó y fue cómo una invitación a reflexionar sobre todos los milagros que tenemos en nuestras vidas y nos confronta porque día a día vivimos en afán y damos por sentadas las pequeñas cosas de la vida.

El solo hecho de saber que podemos caminar correctamente, que podemos salir al parque a correr debería ser un motivo para agradecer y para estar felices.  Pero al contrario, lo que estoy observando es que el ser humano anda en una carrera desenfrenada y lo más grave es que anda corriendo sin una dirección o un objetivo claro. Lo normal hoy es estar “estresado”, corriendo y a veces sin tiempo para lo básico.

Este artículo lo quiero enfocar en la alegría de descubrir esos pequeños milagros que la vida nos ha dado y que a menudo ni nos damos cuenta.

Ver una persona que tiene que tener una estructura metálica para mantener su cabeza erguida me hizo dar gracias porque tengo la posibilidad de tener una columna vertebral que me permite mantener una postura y movilizarme con tranquilidad. Hoy los invito a dar gracias por el cuerpo que tienen, por sus manos, sus piernas, por tener la posibilidad de movimiento.  Ya los temas más banales de si estoy gordo o flaco pierden toda relevancia.

Luego de dar gracias por este cuerpo que me permite vivir, seguí observando y noté una extraña alegría en estas personas, que desde mi punto de vista solo tendrían motivos para estar llorando. De ahí viene el segundo análisis, la felicidad no depende de nuestras circunstancias si no de cómo afrontemos las mismas. La perspectiva que demos a nuestra realidad para determinar nuestro estado de ánimo y por supuesto nuestra felicidad.

Estas personas aparentemente carentes de lo más básico en general son personas felices.  Hablando con algunos de ellos descubrí unos patrones generales que quiero compartir con ustedes:

  1. Tienen una gran ilusión (caminar, jugar futbol o quizás pintar).
  2. Buscan cada día ir progresando y mejorando.
  3. Saben que el tiempo es su gran aliado de mejoría.
  4. Disfrutan con cada paso que logran dar.
  5. Tienen grandes sueños de largo de plazo.
  6. No manejan sentimientos de «pesar» o compasión de ellos mismos.
  7. No se sienten inferiores a nadie.
  8. Disfrutan de su cotidianidad en la clínica (bañarse ó cepillarse los dientes).
  9. Son muy agradecidos con TODAS las oportunidades que les da la vida.

Casualmente, el día de mi visita a este hospital llegué con una sensación de que ese no era mi mejor día por diversas situaciones que había experimentado previamente, pero luego de salir de ahí, vi todas mis angustias tan insignificantes…. Y pensé: “si estas personas son felices, ¿cómo es que a veces yo estoy triste?”.  No se trata de no tener malos días, pero mi mensaje de fondo es que debemos dar más importancia y estar felices por eso que ya tenemos.  Si usted tiene piernas, brazos y puede sostener la cabeza ya tiene argumentos muy sólidos para lograr ser feliz. La invitación hoy es agradecer por eso que ya tenemos. Además agradecer por una cama para dormir y poder dormir con la conciencia tranquila, un trabajo que nos permite ayudar, una familia que nos da su amor, unos amigos que nos hacen ver que la vida compartiendo es más rica, por el plato de comida que tenemos a diario.  En fin… son innumerables las cosas que damos por sentadas, como «derechos adquiridos» y  que podríamos verlas como un regalo de la vida, darles importancia y sentido para que sean nuestros motores para ser felices.

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Sin embargo, también es importante mencionar que en ocasiones no es tan fácil identificar esos elementos que nos hacen felices. Una depresión, las angustias o cualquier alteración en nuestra salud mental nos invitan a buscar una ayuda externa, una ayuda profesional que nos escuche y nos guíe a través de diversas estrategias para encontrar el sentido de nuestra vida y de las situaciones que nos suceden. Y ahí mi sorpresa fue aún mayor, porque en el Instituto Roosevelt, el mismo lugar que me confrontó y me llevó a ser agradecido, también ayuda y brinda un acompañamiento a este tipo de personas y de necesidades. Las psicólogas, Liliana Cabarcas y Eva Rincón, nos cuentan que basan sus terapias y procesos de intervención bajo el principio de que todas las emociones son naturales. Este equipo de profesionales realiza una valoración para identificar las características del paciente, las causas y los factores que mantienen las emociones. Posteriormente, trabajan las terapias según las necesidades identificadas. Dentro de las estrategias para trabajar con los pacientes están: el reconocimiento y modulación emocional, estrategias de afrontamiento, toma de perspectiva, conciencia plena o mindfulness y también se incentiva la realización de actividades importantes y agradables.

Es así como de manera personal o guiada todos los seres humanos podemos encontrar el sentido a nuestra vida y disfrutar el camino hacia la felicidad, porque como dicen por ahí: cada persona tiene su forma de ver la felicidad, existen unas claves que nos pueden ayudar a alcanzarla, pero debemos visualizarla como una forma de vida para disfrutar el camino y no como una meta final a la cual llegar.

#hoysoyfelizpor compartir mi experiencia con ustedes.

¿Hoy usted por qué es feliz?

Juan Carlos Briceño Trujillo.
Profesor de Marketing de la Universidad del Rosario y CESA.
CEO Shape Marketing.
https://www.shapemarketing.co/
https://www.linkedin.com/in/juancarlosbricenotrujillo/[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]